Caza de Leones Marinos

En la actualidad nadie se imaginaría que la carne de los leones marinos era consumida y que con su piel se fabricaban muchos materiales para la supervivencia humana, pero en realidad así sucedió años atrás.

Por siglos enteros, especies de ballenas, focas y morsas, fueron los más importantes recursos económicos para las numerosas comunidades costeras de Alaska, mientras los osos polares, nutrias marinas y leones marinos, por poner algunos ejemplos, fueron importantes para unas cuantas comunidades.

Debido a que el pelaje de los otarinos es aislante y muy resistente, los leones marinos de Steller fueron fuertemente perseguidos en la década de 1800 casi llegando a la extinción. En otra parte del mundo, las evidencias arqueológicas sugieren que los leones marinos de Nueva Zelanda eran numerosamente cazados por los maoríes (una etnia polinesia) y por los colonos europeos que requerían satisfacer sus necesidades básicas.

Cuando en 1806 las islas Auckland (archipiélado subantártico de Nueva Zelanda) fueron descubiertas, los lobos marinos de la región fueron aniquilados hasta 1830 para comercializar con sus pieles. La actividad se detuvo porque ya no había suficientes ejemplares en su hábitat natural. Realmente no se tiene un registro de cuántos individuos murieron tras este suceso, pero sí se tiene conocimiento de la gravedad y el desequilibrio ecológico que esto representó.

Los leones marinos de Steller fueron fuertemente perseguidos en la década de 1800 casi llegando a la extinción.

Documentos de la época contienen información sobre la actividad de caza de leones marinos, donde se explica que eran masacrados con palos y lanzas, aproximadamente una cantidad de 2,000 al año en determinadas zonas de los Estados Unidos de América. Las armas de fuego, aunque eran más rápidas, eran menos eficaces, pues una sola bala no siempre bastaba para penetrar el cráneo de un animal, por lo que se requerían más municiones o bien, se necesitaba rematarlos con otros instrumentos. Esto desde luego era más cruel, pues el animal solo agonizaba.

Aún así, algunas matanzas se llevaron a cabo hasta finales de 1880, cuando estos mamíferos pinnípedos ya estaban supuestamente protegidos legalmente. Una de estas formas de captura se realizaba cuando se encontraban descansando sobre las rocas en horas de la noche. Se seleccionaban a los ejemplares de mejor aspecto y se mantenían dentro de corrales que posteriormente se trasladaban a la aldea más cercana para sacrificarlos por cuestiones de comida y ropa, aunque otros grupos de personas, como por ejemplo los chinos, compraban cada bigote o vibrisa a un centavo por cada uno, dándoles un uso que facilitaba su vida diaria.

A principios del siglo XX, los esquimales persiguieron a los leones marinos por vía marina, sobre sus kayaks y equipados con jabalinas, pero también aprovechaban a los ejemplares que tomaban el sol sobre las rocas. Entre todos se dividían la captura en partes iguales, pero el cazador que se encargó de propinar el primer ataque al pinnípedo, es el que se llevaba la mayor porción de buena carne.

A principios del siglo XX, los esquimales persiguieron a los leones marinos sobre sus kayaks y equipados con jabalinas.

El cuero del león marino era requerido para fabricar trampas para otros animales y para cubrir y reforzar kayaks, importante medio de transporte para los nativos del hemisferio norte de la Tierra. Una inesperada noticia cambió por completo el futuro de los leones marinos, pues tras el invento de las lanchas motorizadas, se reemplazó por completo el uso del kayak, haciendo que los pobladores detengan la caza de leones marinos en un gran porcentaje.

Caza actual

Como ejemplo más reciente de una caza no controlada, está el del león marino de Japón (Zalophus japonicus) quien dio sus últimas señales de vida en la década de 1950 tras su dura matanza por la obtención de su piel y órganos internos para la medicina tradicional, así como por la persecución por parte de los pescadores en conflicto. Se dice que todavía existe una pequeña colonia en aguas coreanas, pero esto no se ha logrado comprobar.

Actualmente, un bajo número de leones marinos de Steller (Eumetopias jubatus) son cazados para la supervivencia de algunas comunidades indígenas de Alaska, quienes necesitan de la carne y piel para resolver sus necesidades de alimento y vestimenta.

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